Hoy no tengo ganas de escribir.
No le veo la emoción ni siento que se lleve mis fantasmas.
Hoy no tengo ganas de sentir.
Y sin embargo los sentidos ganan la batalla.
Hoy siento que no decido sobre mí.
Es mi sombra la que me acompaña;
la que digo que no existe,
la que me se me resiste.
Es la larga figura que me recoge,
a la que pertenezco,
la que se adueña de mí.
Se adueña y me manda escribir,
y me manda sentir
y me manda no decidir.
Es la sombra que rechazo,
la que intento ignorar
y a la que cuento a todos que ya no existe,
la que hoy me atrapa y se adueña de mí de nuevo.
Es el espejo de lo que veo en los demás
lo que hoy proyecto sobre mí misma.
Y lo veo.
Y lo odio.
Y me veo.
Y me odio.
Esperaré, pues, a mañana,
para que esta maldita sombra desaparezca de mi perfil
y poder así permitir que mi corazón palpite a su sentir.