Reconocerlos.
Tenerlo bien ubicados.
Para ello es importante el trabajo previo. Seguro que te lo han dicho antes.
Localízalos; los encierras.
Te esperas unos días. Se tranquilizarán.
Y ahí, empieza tu parte. El trabajo profundo. La lucha contra ellos.
No sabemos qué pasará.
Pero sí sabemos a por lo que vamos.
Su exterminación. El fin de sus días.
El acabose.
Y una vez fuera ya de este mundo, la vida que vivo y pienso tendrá un nuevo nombre:
Realidad.