Y cuando pienso en mis dramas, pienso en ti y vengo a verte, al lugar donde deposité tu alma.
Y me siento mejor porque sé que no puede haber más drama que el haberte perdido.
Arrugo mi boca, la abro, separo mis dientes, mis ojos achinan y lloro lloro y lloro.
Mi corazón grita desesperanzado porque jamás volverás y la rabia se convierte en tristeza y me inundo de lágrimas.
Y mi pena es menos pena porque no hay nada peor que haberte perdido.
Y entonces miro al cielo.
Siento todo el tiempo que pasa.
Y vuelvo a casa.
A mi vida, sin ti…