Llevo tiempo pensando que soy ágape.
Bueno ese tiempo es básicamente desde que sé lo que significa.
Pasé exactamente dos días decidiéndolo (tenía otras dos posibilidades más), pero al final, tras consultar con el especialista, ágape era la mejor opción para mí.
Así que toda digna de mi sentir, ofrecí todo mi valor a la vida y me puse mi súper etiqueta.
–Me hace gracia esto de las etiquetas. Es como si buscara el valor emocional de los demás y de mí misma a través de los nombres.-
Insulsa.
Lo más complicado de ser ágape creo que es el efecto en los demás. En mi mundo hay pocos ágapes.
A veces, incomprendida.
De hecho, me siento un poco pastelosa de mí misma; a veces.
Debería bajar el nivel.
Debería.
Pero puestos a ser superficial o narcisista, me quedo con mi exótica etiqueta.
Fin