Ha venido para quedarse.
Mi alter ego.
La sombra.
La que me advierte cada segundo de realidad.
Ha venido y se queda.
“-¡Oh señor mándame una espada, una guadaña o un arma!
¡Que pueda matarla, sacarla de mi interior!
¡Oh señor ayúdame a que se vaya!
¡Quiero seguir soñando!
¡Oh señor aléjala de mi vida … !
¡Vete sombra inmunda…!”
Pero mientras no se va, esa sombra se apodera de mí, y me consume la sangre, la grasa y la poca alma que me queda…